Cinabrio, la belleza del peligro.

Cinabrio, la belleza del peligro.

Un tercio del mercurio consumido en el mundo se ha producido en Almadén (Ciudad Real, España), donde se encuentra el mayor yacimiento de cinabrio conocido hasta la fecha y el único que se ha explotado ininterrumpidamente durante más de dos mil años. 

Cuando el cinabrio es puro presenta un color rojo bermellón y un brillo adamantino, y forma cristales de una belleza extraordinaria. Pero esto no es lo habitual ya que el cinabrio, que es un sulfuro de mercurio compuesto en un 85% por mercurio y en un 15% por azufre, suele aparecer en forma masiva, granular o terrosa, con un color que va del rojo brillante al rojo ladrillo. Es común que precipite impregnando ampliamente las superficies de las rocas y rellenando las fracturas rocosas. Los minerales asociados con el cinabrio son numerosos: mercurio nativo, pirita, marcasita, calcopirita, estibina, cuarzo, calomelanos, dolomita, baritina, crisocola y betún.

Inicialmente el uso del cinabrio era decorativo y se utilizaba para fabricar el bermellón, un pigmento de un color rojo muy potente que se empleaba en las pinturas murales, en cerámica, como tinte, en productos de tocador, en la escritura de los libros, para hacer más nítidas las letras grabadas en oro en mármol, etc. Aunque en la antigüedad se utilizaba en medicina, se reconoció que era venenoso debido a la elevada toxicidad del mercurio, cuyos vapores pueden ser letales, produciendo hidrargirismo o mercurialismo, o envenenamiento por ingesta de metilmercurio en pescados recogidos en zonas contaminadas con mercurio.

El Museo Nacional de Ciencias Naturales de España custodia una importante colección de este mineral. Según recoge A. J. Barreiro, en 1785 llegaron al Real Gabinete diecinueve cajones enviados desde las minas de Almadén con ejemplares selectos de cinabrio y azogue.

Fuente: www.noticiasdelaciencia.com