Descubren en Quintana Roo la mina de ocre más antigua de América

Descubren en Quintana Roo la mina de ocre más antigua de América

Arqueólogos subacuáticos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y espeleobuzos del Centro Investigador del Sistema Acuífero de Quintana Roo (CINDAQ) dan a conocer evidencia de actividad minera en cenotes y pasajes inundados, con antigüedad de entre 12,000 y 10,000 años antes del presente, lo que la convierte en la mina de ocre más antigua conocida en América.

El hallazgo que se realizó en una cueva inundada de Quintana Roo, es una muestra que el hombre prehistórico ya realizaba la extracción de mineral para actividades culturales complejas.

La Mina (como se denomina al proyecto de investigación) guardaría en sus fechamientos  un paralelismo con “Naia”, nombre con el que se conoce al antiquísimo esqueleto de una joven encontrado, en 2014, dentro del sitio arqueológico de Hoyo Negro, ubicado en las cercanías de Tulum.

Entre los elementos que más llamaron la atención de los exploradores estaban cúmulos de carbón en el suelo, hollín en el techo de la cueva y, principalmente, la presencia de pequeñas cavidades excavadas en ese mismo suelo, dentro de las cuales había restos de un mineral que, luego de su análisis, resultó ser ocre.

“El paisaje en esta cueva está notablemente alterado, lo que nos lleva a pensar que los hombres prehistóricos extrajeron toneladas de ocre de ella, quizá, viéndose en la necesidad de prender fogatas para iluminar su espacio”, sugieren los investigadores.

Hasta el momento, no se han encontrado restos óseos humanos; sin embargo, se localizaron herramientas rudimentarias de excavación, señales —que habrían usado para no perderse— y cúmulos de piedras vinculados con este primigenio quehacer minero. La abundancia de las oquedades con ocre lleva a los expertos a teorizar que las rocas eran, en sí mismas, las herramientas que se usaban para excavar y romper la piedra.

Se han tomado más de 20 mil fotografías durante 600 horas de buceo y casi 100 inmersiones, para generar un modelo 3D del sitio y facilitar a los arqueólogos el acceso virtual al mismo.