La participación del hombre en la creación de “nuevos” minerales.

La participación del hombre en la creación de “nuevos” minerales.

Los minerales que se han creado a través del tiempo por acciones humanas se llaman antropogénicos.

Uno de ellos es la calclacita, que se creó en la vitrina del Museo de Historia Natural de Bruselas y fue descubierto en 1959. Durante años la acción del ácido acético emitido por la madera de roble de la que está hecho el mueble corroyó unas rocas calcáreas que formaban parte de la colección de minerales del museo creando algo nuevo. La calclacita es uno de los 208 minerales aparecidos como consecuencia indirecta e involuntaria de las acciones humanas.

Otro de ellos es la atacamita, identificada por primera vez en el siglo XIX en minas del desierto chileno de Atacama. Pero, también a mediados del siglo pasado, fue caracterizada en la costra de estatuas de bronce de la ciudad helenística de Alejandría corroídas por el agua del mar en el que pasaron los últimos 2000 años.

La fayalita y la forsterita. La primera fue localizada en las Azores y la segunda escupida por el Vesubio en el siglo XIX. Ambas fueron identificadas en altares para el sacrificio en la región del Tirol. Al parecer la combustión incompleta de los huesos de los animales reaccionó con las rocas del altar creando la versión antropogénica de estos minerales.

La abhurita por su parte, se originó en el estaño de las monedas que había en las bodegas del barco SS Cheerful, naufragado frente a las costas inglesas en el siglo XIX, sólo se la ha encontrado en otros naufragios.

La apexita o la gunterita emergen del efecto del tiempo y los procesos geológicos sobre los vertederos mineros.

La postita o la nealita, aparecen en los precipitados del agua usada en la mina o de la escoria de las fundiciones. La mayoría solo existen en una o dos minas, a veces separadas por miles de kilómetros.

La abellaíta la encontró un cazador de minerales en las paredes de una de las galerías de la mina de uranio Eureka, en Lleida.

La atacamita se encontró por primera vez en minas de Atacama en Chile, pero también en estatuas de bronce de la Alejandría clásica.

Fuente: www.elpais.com