Minerales que alimentan: el papel oculto de la Tierra en la lactancia materna

Minerales que alimentan: el papel oculto de la Tierra en la lactancia materna

Cada año, del 1 al 7 de agosto, se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una campaña global que busca visibilizar y apoyar uno de los actos más naturales y poderosos de la vida: alimentar a un recién nacido. Pero detrás de ese gesto tan íntimo y humano, existe una red invisible que conecta la salud con la Tierra misma. Y sí, los minerales tienen mucho que ver.


Minerales que nutren desde el primer día

La leche materna no solo es alimento: es medicina, es protección y es desarrollo. Su composición es una mezcla perfecta de agua, grasas, proteínas, azúcares, vitaminas… y minerales esenciales que cumplen funciones clave para el crecimiento del bebé:

  • Calcio: forma huesos y dientes fuertes.

  • Fósforo: clave en la formación celular y ósea.

  • Zinc: fortalece el sistema inmune y apoya el desarrollo neurológico.

  • Hierro: esencial para transportar oxígeno en la sangre.

  • Magnesio: ayuda en funciones musculares y nerviosas.

  • Selenio: actúa como antioxidante y refuerza el sistema inmune.

Estos minerales no aparecen por arte de magia. Provienen de los alimentos que la madre consume, y esos alimentos, a su vez, obtienen sus nutrientes del suelo, del agua… de las rocas. Así es: antes de estar en la leche, esos minerales estuvieron en la Tierra.


De la roca al biberón: una conexión inesperada

Puede sonar poético, pero también es científico: lo que alimenta al bebé proviene del corazón del planeta. Las espinacas que contienen hierro, las almendras ricas en magnesio o el agua con calcio disponible, todo ello depende de la presencia natural de minerales en el entorno.

Y si no los obtenemos directamente del suelo, los obtenemos gracias a la minería responsable que los hace accesibles: en suplementos, alimentos fortificados o sistemas de distribución.


Tecnología que apoya la lactancia… también necesita minerales

Hoy en día, muchas madres no pueden estar con sus bebés todo el tiempo, pero aún así desean ofrecerles leche materna. Aquí entra en juego la tecnología: extractores, sistemas de almacenamiento, refrigeración, bancos de leche…

¿Y qué tienen en común todos estos dispositivos?

Están hechos con minerales.

Ejemplos:

  • Extractores de leche: acero (hierro, cromo), cobre, plásticos derivados de minerales no metálicos.

  • Bolsas y frascos de almacenamiento: vidrio (sílice), plásticos (derivados de carbonatos y arcillas).

  • Refrigeradores: cobre, aluminio, litio, y fluorita (para los gases refrigerantes).

  • Bancos de leche y sistemas hospitalarios: oro, platino, silicio, tierras raras.

Incluso las bolsas térmicas o los termos que usan algunas madres para transportar la leche de casa al trabajo dependen de aleaciones metálicas e insumos minerales.


Más que recursos: aliados invisibles

Pocas veces relacionamos un acto tan humano como alimentar a un bebé con algo que proviene de una mina o de una roca. Pero esa es precisamente la maravilla de entender cómo funciona el mundo: todo está conectado.

Desde el calcio que fortalece los huesos de un recién nacido, hasta el aluminio del termo que mantiene la leche a temperatura adecuada, los minerales acompañan la lactancia en cada etapa. Son aliados invisibles, esenciales para nutrir, proteger y cuidar.


En esta Semana Mundial de la Lactancia, celebremos también a la Tierra

La lactancia es naturaleza. Y en esa naturaleza, los minerales juegan un papel clave: en la nutrición, en la salud materno-infantil y en las tecnologías que hoy permiten que más bebés reciban el mejor alimento posible, aún a la distancia.

Porque cuidar de los minerales y entender su origen es también cuidar de la vida.