
02 Oct 2025 Minería espacial: ¿en dónde estamos realmente?
Durante años, la minería espacial ha sido tema recurrente en titulares y congresos: promesas de asteroides repletos de metales preciosos, planes de empresas privadas para “explotar el espacio” y proyecciones de un mercado multimillonario. Pero, ¿qué tan cerca estamos de convertir estas ideas en realidad?
La respuesta corta: aún no existe minería espacial activa, pero sí contamos con datos científicos, experimentos y prototipos que nos permiten entender qué recursos hay allá fuera y cómo podríamos obtenerlos.
¿Por qué mirar hacia los asteroides?
Los asteroides son fragmentos primitivos del Sistema Solar que concentran materiales en formas relativamente puras. Algunos son ricos en metales como hierro y níquel; otros contienen agua ligada en minerales y hasta metales preciosos del grupo del platino en concentraciones más altas que muchos yacimientos terrestres.
La NASA y otras agencias han confirmado que asteroides como Bennu contienen compuestos orgánicos, agua y minerales hidratados. Estos descubrimientos los convierten en objetivos potenciales no solo para la investigación científica, sino también para la exploración de recursos.
Los recursos más buscados
El primero en la lista es el agua. No solo por su valor vital, sino porque puede descomponerse en oxígeno para respirar y hidrógeno para combustible.
Después vienen los metales comunes, como hierro, níquel o cobalto, que podrían usarse directamente para fabricar estructuras en el espacio. Y finalmente los metales preciosos y críticos: platino, iridio, rutenio, osmio y otros elementos usados en catalizadores, baterías y componentes electrónicos.
Estudios publicados en Planetary and Space Science destacan que la concentración de algunos de estos metales en meteoritos metálicos supera la de muchas minas terrestres, lo que los convierte en un recurso muy atractivo.
¿Cómo se extraería?
Aquí es donde surge la mayor dificultad. En la Tierra, los métodos mineros dependen de la gravedad, de atmósfera y de maquinaria pesada. En un asteroide, la gravedad es casi nula y excavar implica que la propia máquina podría salir despedida al espacio.
Se han propuesto tecnologías como ruedas de excavación que giran en sentidos opuestos para mantener el anclaje, perforación con microondas para liberar agua del regolito o pequeños robots que trabajen en enjambres para recolectar material.
El procesamiento también es un reto: separar metales, purificar agua y producir compuestos útiles requiere sistemas cerrados y de bajo consumo energético, algo que apenas se está probando en prototipos.
¿Qué tan cerca estamos?
Lo cierto es que, por ahora, ninguna misión ha extraído y utilizado recursos de manera operativa. Lo más avanzado han sido experimentos demostrativos:
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MOXIE en Marte, que produjo oxígeno a partir de dióxido de carbono de la atmósfera marciana.
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OSIRIS-REx y Hayabusa2, que trajeron a la Tierra pequeñas muestras de asteroides, confirmando la presencia de agua y metales.
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Proyectos piloto de la ESA y NASA que han probado en laboratorio la posibilidad de extraer oxígeno del regolito lunar.
Mientras tanto, empresas privadas como AstroForge y consorcios internacionales siguen anunciando planes, pero aún sin resultados en el terreno.
Más allá de la técnica: leyes y economía
Aun si la tecnología estuviera lista, la minería espacial enfrenta dos grandes preguntas:
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¿Quién es dueño de esos recursos? El Tratado del Espacio Exterior de 1967 prohíbe reclamar soberanía sobre cuerpos celestes, pero países como EE. UU. y Luxemburgo han aprobado leyes que permiten a sus empresas explotar recursos espaciales.
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¿Será rentable? Los costos de lanzar, operar y traer material son todavía muy altos. Varios estudios señalan que la minería espacial será viable primero para abastecer bases en el espacio (agua, oxígeno, propelente) antes que para traer metales a la Tierra.
Entonces, ¿en dónde estamos?
Estamos en la fase de exploración y pruebas. Sabemos que los recursos existen y que las tecnologías son posibles, pero la minería espacial aún no ha pasado de los laboratorios y los experimentos a la explotación real.
Lo que sí es seguro es que la minería será parte central del futuro espacial: ya sea para levantar bases en la Luna, fabricar combustible en Marte o aprovechar los metales de asteroides cercanos a la Tierra. La pregunta no es si ocurrirá, sino cuándo y bajo qué reglas.