Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, A.C.

Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, A.C.

M. en C. Armando Ernesto Alatorre Campos

Presidente del Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, A.C.

En nuestro país, las múltiples leyes (estatales) de profesiones contemplan la organización de las diferentes especialidades en agrupaciones, denominadas colegios; así que hay, por citar solo dos, colegios de agrónomos, de médicos e incluso los puede haber por subespecialidades como de ginecólogos y, más aún, en algunas profesiones muy numerosas, tal vez, los de contadores, puede haber varios colegios (cinco como máximo previstos en las leyes) y hasta federaciones tal como la de colegios de ingenieros civiles. Algunos de los más antiguos y que nacieron en el, otrora, Distrito Federal, han mantenido una cobertura nacional mientras que, recientemente, se ha visto la creación de colegios estatales y tal vez haya por ahí alguno municipal. Con la proliferación de nuevas especialidades como mecatrónica y geomática, por ejemplo, comienzan también a formarse colegios para esas áreas.

Una de las primeras preguntas que se hacen los profesionistas, especialmente los jóvenes cuando empiecen a ejercer son ¿cuál es la diferencia entre una asociación y un colegio? Por simple definición “un colegio es una corporación de personas de una misma profesión, a la que generalmente se le atribuyen funciones de ordenación y disciplina de la actividad profesional”. Además, las leyes de profesiones, acerca de los objetivos que deben perseguir estos organismos señalan, entre los más relevantes: vigilancia del ejercicio profesional (legal y moral), promover expedición de leyes o reformas de estas sobre el ejercicio profesional, servir de arbitro entre profesionistas y sus clientes, auxiliar a la administración pública y, muy en especial, prestar la más amplia colaboración al poder público como cuerpos consultores. Para todo esto, los colegios tienen un registro ante la Dirección General de Profesiones (SEP), donde, anualmente, se debe entregar una relación de los miembros afiliados en cada colegio. Las asociaciones, por contraste, pueden tener muchos fines similares, excepto las de consultores del gobierno, la promoción de leyes o sus reformas y el registro con la autoridad educativa. La verdad, al final, la mejor recomendación es la de afiliarse tanto a alguna asociación como a un colegio para incrementar su radio de interacción, de networking y, también de apoyo a esas agrupaciones. Ambos tipos de agrupaciones son tanto para recibir como para aportar (no nada más su cuota) por parte de las personas afiliadas.

Cualquier profesionista tiene la libertad y derecho de afiliarse a cuantas asociaciones guste y decida. Sin embargo, en el caso de los colegios, la misma legislación limita a que los profesionistas se inscriban a uno solo teniendo, en primera instancia, libertad de elegir el que gusten dentro de su ámbito profesional; aunque, en la práctica, se debe reconocer, que cada uno tiene sus requisitos de perfil profesional acreditado, generalmente, con copias del título y cédula profesional que acompañen la solicitud de ingreso. La afiliación de los profesionistas al colegio de su elección hasta ahora ha sido totalmente voluntaria y esto ha significado que miles de profesionistas nunca se afilien a ninguno. Ahora bien, en los últimos años ha venido incrementándose la preocupación por contar con profesionales ética y moralmente mucho más comprometidos con sus áreas de trabajo y, en consecuencia, la vigilancia del ejercicio profesional cada día se incrementa a tal grado que en la Dirección General de Profesiones ya se habla de impulsar una nueva ley federal de profesiones, obvio, única para todo el país donde, entre otros muchos cambios puede venir la colegiación obligatoria en aras de asegurar la actualización continua de conocimientos y una mayor observancia del comportamiento ético y moral de los colegiados. Con los tiempos políticos actuales no se puede estimar que tan rápido pueda ser presentada y aprobada una ley de ese tamaño. Sin embargo, lo que si se puede pronosticar es que tarde o temprano existirá y los profesionistas deben irse preparando hacia esos cambios.

Entrando finalmente en la rama minera, no se tienen colegios para cada profesión, sino, como excepción a la regla, en uno solo se agrupan las tres profesiones medulares de la industria. Cuando nace, en 1951, tan solo seis años después de la ley de profesiones, hay que entender que el manejo técnico y administrativo de la industria estaba, casi exclusivamente, en manos de profesionistas extranjeros y los ingenieros nacionales veían muy limitadas sus oportunidades de crecimiento profesional dentro de las empresas y ese fue el motivo/motor que llevo, en diciembre de ese año, a la formación del Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México con la primordial idea de apoyar el desempeño y crecimiento profesional de los ingenieros mexicanos. Hoy, ya casi a 70 años de distancia, este Colegio se centra en continuar impulsando el desarrollo de sus ingenieros, primero con un código de ética; segundo, con un programa de certificación como Profesionista Calificado en las áreas de: minería, metalurgia, geología, evaluación de proyectos mineros y de aspectos ambientales de la minería, sin menoscabo de que, a solicitud del interesado, se precise una especialización más concreta dentro las cinco recién citadas y tercero: teniendo esta certificación como base ahora se lanza en un nuevo proyecto, más grande y ambicioso, que eventualmente permita la certificación internacional de los ingenieros mexicanos como Qualified Person en los mismos términos y condiciones que existen en Canadá (con su proceso NI-43-101) o en Australia (con su JORC) tan solo por citar dos de los relevantes en el planeta.

Este último tema por su enorme alcance requerirá, sin ninguna duda, de la participación muy activa de todos los actores de la industria minera mexicana no tan solo del colegio, así como un arduo trabajo, mínimo de dos años, tal vez de hasta cuatro. Estamos en pleno siglo XXI y México aún no se ha subido plenamente a los temas actuales de crecimiento personal y profesional que ya se manejan como rutina en otras latitudes mineras, con las cuales se colabora, pero también, se compite. Aquí aplica el parafraseo de una idea que se le atribuye a John F. Kennedy: no preguntes que puede hacer el colegio por ti, sino que puedes hacer tú por el colegio; al final, citando a Gestatl: el todo es más que la suma de las partes.